lunes, 8 de febrero de 2010

Las preocupaciones

Existen dos tipos de personas en el mundo, los que han aprendido a ver las cosas desde un punto de vista positivo, y quienes aún están condicionados a reaccionar negativamente ante los acontecimientos de la vida.


Vamos a revisar algunos aspectos que tienen relación con las actitudes y los valores que los seres humanos tenemos. Empezaremos por estudiar las preocupaciones, éstas son muchas veces el resultado de una anticipación que tenemos sobre situaciones que creemos que pueden suceder a futuro.

Si analizamos nuestras vidas podemos llegar a la conclusión que la mayoría de las preocupaciones que hemos tenido, no se realizaron como nosotros pensábamos. El futuro es incierto, no sabemos cómo van a pasar las cosas, sólo el presente dinámico que estamos viviendo es lo que tenemos a nuestro alcance, en cuanto al pasado, sólo son recuerdos que ya no podemos modificar en lo más mínimo, por lo que es inútil estarnos quejando o amargando por lo que ya pasó.

Recomendación para una actitud mental positiva es vivir intensamente el momento presente, un día a la vez, no sentirnos mal por el pasado y no anticipar o preocuparnos por el futuro.

Pero no es fácil, porque todo aprendizaje requiere un esfuerzo especial, veamos lo qué podemos hacer ante una preocupación. Primero, hacernos la pregunta: ¿qué es lo peor que puede pasar? esto nos ayuda a prepararnos ante cualquier situación por más difícil o dolorosa que se presente. En segundo lugar aceptar aquello si acaso sucede, y por último tratar de mejorar lo que se haya presentado, cuidando de no perder la paz y la armonía espiritual, lo cual se puede lograr buscando desde el inicio del conflicto la comunión con Dios, de esta relación vamos a extraer la fuerza, la luz y el amor que se necesita para vencer cualquier obstáculo o impedimento que se pueda presentar ante nosotros.

Resumiendo, ante una preocupación es conveniente lo siguiente:

1. Preguntarnos ¿qué es lo peor que puede pasar?

2. Aceptación de lo que pueda suceder.

3. Trabajar para corregir o mejorar la situación.

4. Buscar la comunión con Dios.

En el primer punto podemos analizar la preocupación con las siguientes cuestiones:

1. ¿Qué es lo que me preocupa? Definirlo por escrito.

2. ¿Qué puedo hacer al respecto? Hacer una lista de posibilidades.

3. ¿Cuál es la mejor opción que tengo? Tomar una decisión inteligente.

4. ¿Cuándo y cómo voy a comenzar? Seguir un plan de acción.

A continuación revisemos algunas reglas generales sobre la manera de eliminar las preocupaciones:

1. Mantenernos ocupados con alguna actividad constructiva.

2. No darle demasiada importancia a las cosas.

3. Aceptar la realidad, cooperar con aquello que es inevitable, siguiendo el camino de la no-resistencia.

4. Cultivar una afición, hacer ejercicio físico.

5. Cambiar la alimentación, ayunar.

6. Dormir bien, practicar el relajamiento.

7. Buscar la armonía con la naturaleza.

8. Cultivar la espiritualidad mediante la oración y la meditación.


Del libro: El sendero de la paz y la armonía interior.
www.librosenred.com/ld/roleal/

Autor: Rolando Leal. http://www.centrosi.org/

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